Cómo ser feliz



Empieza una mañana. Es un recuerdo, pero uno de esos incompletos. Estás vos mirando a través de la ventana de mi cocina. Estoy yo. El café todavía no está listo. No hay tostadas, ni galletitas. En ese momento pensaba en eso: cómo te había llevado a mi casa sin pensar que al día siguiente todavía podías estar ahí. En el recuerdo me veo a mí misma sonriente y preocupada. Algo de vos, tal vez tu silencio, me anticipa lo que va a venir y no quiero escuchar. Te das vuelta, me mirás con los ojos llenos de sol y me preguntás si quiero que bajes a comprar algo. Te digo que no. Insistís y te ponés la campera.
Estas cosas sólo pasan en las películas, pensé. Es una buena anécdota, dijeron mis amigas. Todo porque te juntás con esa gente, piensa mi mamá.
Si te volviera a ver, me gustaría que fuera una mañana como esa. Pero sin mi cocina, mi ventana, mi casa. Sin el café y esa decisión cruel de desayunar para rematar una noche que no merecía remate. Sólo con la mañana. Así: vos de espaldas y yo sonriendo. Sólo así me gustaría volverte a ver.


Sobre foto de Nathalie PH
texto de Jimena Repetto


1 comentario: