El día que se murió Kurt Cobaine, me enteré por la televisión y te llamé. Vencí la resistencia de tener que explicarle a tu mamá quién era. Porque en esa época había que dar explicaciones. Mientras hablábamos, hacías girar el dial de la radio y yo escuchaba lo que quedaba de las estaciones a través del teléfono. Estaba en la cocina de la casa de mis abuelos y cada tanto entraban para ver qué estaba pasando. El día que murió Kurt Cobain el mundo era otro, más audaz. Te escuché llorar.
Después, mucho después, lloraste por la muerte y lloraste porque alguien no te quiso. Lloraste, también, el día que te encerraron. Y lloraste cuando volvimos a vernos.
El día que murió Kurt Cobaine entendimos que comenzaban las pérdidas y también perdimos la infancia.
Sobre foto de Nathalie PH
Texto de Jimena Repetto
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