El juicio




Cubrime el cuerpo con una sábana celeste que voy a teñir de rojo. Que sea despacio. Muero por sentir el olor de tu guardapolvo mentolado. Mirame con el espejito hasta el último hueco. Anestesiame los labios. Sé caricia de extractor.

Dame helado cada vez que te recuerde. Construí con el torno los muebles de la casa. 

Me babeo. Se me sube la pollera en el plástico que recubre el sillón donde me tenés postrada. La luz con la que me apuntás te convierte en un ser extraño venido de tierras que se me hacen sueño. Desde abajo te miro, dios y demonio, ser de garras.

Te llevás mi juicio entero. Lo tenía retenido para que no perderlo. Me dejás haciendo buches para largar los restos. Sé que voy a recordarte. Antes de que me vaya, decime, ¿qué viste adentro mío mientras me revolvías las entrañas?

Sobre foto de Nathalie PH
Texto de Jimena Repetto




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