El que pudimos ser



De papá fue la culpa. De papá que me sacó. Dijo, "hijo eso no es para vos, ¿sabés lo que van a andar diciendo en el barrio cuando te vean la cara pintada?". Y a mí qué me importa lo que podían decir los mojarritas, qué me importa si yo sabía como nadie caer en un giro después de un bofetazo. A mí que me importa si la vieja me había hecho una nariz de goma espuma resistente a los golpes de sartén y un traje a cuadros que era la envidia de los payasos del Rodas. Yo quería las luces, los zapatos grandes, los aplausos. Quería las risas de los chicos, dormir a lado del carro del elefante. Pero papá que no. Que vas a estudiar una profesión. Que te metés en la escuela técnica y si no la terminás te saco de casa a las patadas. Y nada de chiste con papá.  ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué hacemos viejo con lo que nos falta? Ahora que vos no estás, ni la vieja, ni la casita con el jardín desde donde de escuchaba el paso del camioncito del circo, ahora, ahora que no sirvió de tanto la técnica para apagar esas ganas de los aplausos. Acá me tenés ahora. Y esto. Esto no causa ninguna gracia.


Sobre foto de Nathalie PH
Texto de Jimena Repetto


No hay comentarios:

Publicar un comentario